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La obra de arte: Horacio Zeballos y la génesis del número uno

"La raqueta era más grande que él", dicen sus amigos del Edison Lawn Tenis de Mar del Plata, donde se forjó el nuevo número uno del mundo en dobles.

Por Pablo Amalfitano ·

03 de mayo de 2024

HORACIO ZEBALLOS llegó a la cima del mundo: este lunes, tras la próxima actualización del ranking de la ATP, será el número uno del planeta en la modalidad de dobles, el cuarto tenista argentino en alcanzar la cúspide en el profesionalismo.

Una vez consumado el logro, tras su pase a semifinales en el Masters 1000 de Madrid junto con su compañero Marcel Granollers, el marplatense publicó un sentido mensaje en el que su primera reacción tiene que ver con lo que le parecía sólo un sueño: "¡Qué locura, no me despierten!".

Pero después reflexionó sobre su camino, un extenso sendero de 35 años, desde que tocara por primera vez una raqueta en el Edison Lawn Tenis de Mar del Plata, del que su padre, también llamado Horacio, es el fundador y director.

Llegar a la cima del ranking significa sólo "la punta del iceberg", pero fueron décadas de sacrificio: "Hace 35 años cuando agarraba mi primera raqueta, hace 25 años cuando bajo frías mañanas de invierno en el Edison hacíamos 120 saques por día con mi viejo y mi vieja juntando las pelotas; hace 16 años cuando el destino me puso en frente a mi entrenador Ale y su equipo. Hace 14 años cuando empecé a formar la hermosa familia con mi mujer que gracias a Dios fue testigo hoy de lo conseguido".

El padre de Horacito, como lo llaman en su Mar del Plata natal, le contó a El Gráfico sus primeras sensaciones tras conocer el logro de su hijo: "Se nos cayeron las lágrimas; nos comunicamos por la cámara con él y estábamos muy emocionados. Nunca hablamos del ranking; siempre le transmití que no mirara los números, sino que pudiera divertirse. Ahora logró algo histórico". 

Imagen Los Zeballos, junto con Granollers, en el circuito.
Los Zeballos, junto con Granollers, en el circuito.
 

"Siempre le gustó ser doblista. Desde chiquito jugaba singles y dobles. En todos los torneos de menores jugaba las dos cosas. Yo siempre les inculqué a todos mis alumnos que hay que darles la misma importancia al single y al doble. Saber jugar bien dobles es válido para mejorar en singles". explicó Horacio padre, formador y entrenador que llegó a jugar con Guillermo Vilas -dos veces: una en juniors en el BALTC y otra en el Torneo Austral de Bahía Blanca, que era internacional-

Carlos Cobos, formado también en el Edison y muy amigo de Zeballos, rememoró: "Recuerdo perfectamente a Horacito en el club, con cuatro años, cuando la raqueta era más grande que él; incluso hay fotos. El mérito que tiene su papá es muy grande. Por la cantidad de horas que dedicaba: con sus charlas y con su poder de convencimiento podía demostrarles a Horacito y a los otros de que el tenis no sólo era pasarla para el otro lado y meter pelotas, sino aprender todos los tiros. Por eso Horacito aprendió a la perfección a jugar en la base, pero también en la red; pasábamos mucho tiempo con voleas, los saques".

Actual director de alto rendimiento en GAC –Atlanta–, entrenador de la universitaria argentina Melanie Krywoj y parte del equipo de trabajo de Lourdes Carlé (82ª del mundo), el coach contó por qué Zeballos llegó tan lejos en dobles: "Llegaba al club y veía que Horacio trabajaba un solo tiro con Horacito durante media hora. Un tiro. Eso le iba a servir para un futuro. Fue como una obra de arte que Horacio padre hizo en su hijo: lo convenció de que el tenis no sólo se jugaba desde el fondo de la cancha". 

Imagen Horacio Zeballos, raqueta en mano, con menos de dos años.
Horacio Zeballos, raqueta en mano, con menos de dos años.
 

Imágenes: gentileza familia Zeballos